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Vivir de la eucaristía en una sociedad secularizada

<p style="text-align: justify;">Esta ha sido la idea central del Plan Pastoral 2007-2010. Ahora, cumplido el tiempo para el que fue concebido, el Sr. Obispo ha decidido prorrogarlo un curso m&aacute;s hasta que se vuelva a formular otro plan de pastoral. El plan de Pastoral s&oacute;lo pone acentos en la vida de las comunidades cristianas para llamar nuestra atenci&oacute;n en aspectos importantes de la misma. Aspectos, que aunque los conocemos y vivimos, el paso del tiempo, la rutina, y la falta de formaci&oacute;n en ocasiones, nos pueden llevar a arrinconarla como un rito m&aacute;s de los muchos que hacemos.</p> <p style="text-align: justify;">La eucarist&iacute;a es central en la vida cristiana. As&iacute; nos lo recordaba Juan Pablo II en la Exhortaci&oacute;n Apost&oacute;lica a potsinodal Ecclesia in Europa: "La Eucarist&iacute;a, supremo don de Cristo a la Iglesia, hace presente sacramentalmente el sacrificio de Cristo para nuestra salvaci&oacute;n: &laquo;La sagrada Eucarist&iacute;a, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua&raquo;. La Iglesia, en su peregrinaci&oacute;n, acude a ella, &laquo;fuente y cima de toda la vida cristiana&raquo;, encontrando la fuente de toda esperanza. En efecto, la Eucarist&iacute;a &laquo;da impulso a nuestro camino hist&oacute;rico, poniendo una semilla de viva esperanza en la dedicaci&oacute;n cotidiana de cada uno a sus propias tareas&raquo;.</p> <p style="text-align: justify;">Son muchas las personas que se justifican diciendo que para ser buenos no hace falta ir a misa, es cierto, pero para ser cristianos, como Cristo, s&iacute;. No es posible mantener la tensi&oacute;n de vida cristina, de fe y compromiso, sin renovar nuestra identidad cristiana fortaleci&eacute;ndonos con La Palabra de Dios que se proclama y el Cuerpo de Cristo que se nos da. Gracias a Dios nos encontramos a muchas personas buenas por el mundo que no son cristianas y en muchas ocasiones nos dan ejemplo a los que nos llamamos cristianos. Ser cristiano y vivir como tal en la vida supone un desgaste que no podemos mantener mucho tiempo si no nos llenamos de Cristo. Esta sociedad va configur&aacute;ndose cada d&iacute;a m&aacute;s al margen de lo divino, secularizada. Lejos de ayudarnos a vivir nuestra identidad cristiana, nos diluye en sus valores &nbsp;que en muchas ocasiones se contraponen a los valores cristianos: familia, aborto eutanasia, vida placentera, consumo, etc... Por eso hemos de vivir, personal y comunitariamente, de la Eucarist&iacute;a, para que sea su fuerza, la de Jes&uacute;s, y no la nuestra, quien mueva nuestra vida y dinamice nuestra tarea pastoral como catequistas, animadores lit&uacute;rgicos y agentes de la caridad.</p> <p>&nbsp;</p>
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